Uno de los principales problemas de las empresas que buscan rentabilizar su infraestructura de TI es la complejidad y costo asociado, especialmente si cuentan con distintas sedes y buscan atenderlas a todas con la misma eficacia, y quieren lograr la homogeneidad de los protocolos, tiempos y procesos. Lo mismo ocurre en compañías que trabajan distintas líneas de negocio, las que buscan evitar duplicidades y ahorrar costos en los servicios generales de TI que aplican en todas ellas.
Hoy en día muchas empresas están evaluando moverse de las soluciones tradicionales de cómputo (servidores y sistemas de almacenamiento) a la nube, sea esta privada, pública o híbrida. Podemos observar diferentes tendencias que impulsan a las empresas de todas las industrias a migrar hacia la nube. Para la mayoría de las organizaciones, las soluciones tradicionales no ofrecen la agilidad para crecer ni proporcionar la capacidad o la flexibilidad necesarias para competir. La explosión de datos creada por un número cada vez mayor de empresas digitales está llevando el costo de procesamiento y la complejidad del almacenamiento del centro de datos a nuevos niveles. Eso requiere, además, de nuevas habilidades y herramientas de análisis por parte del departamento de TI.
Las soluciones que ofrece la nube moderna ayudan a las empresas a enfrentar los desafíos de la era digital. En lugar de administrar su propia TI, la nube permite que las organizaciones respondan rápidamente a un panorama comercial más acelerado y complejo.